viernes, 3 de mayo de 2013

el quejoso educativo


El maestro tiene por tarea esencial desarrollar el
Respeto y el amor a la verdad, la reflexión personal,
Los hábitos de libre examen al mismo tiempo que el
Espíritu de tolerancia; el sentimiento del derecho de
La persona humana y de la dignidad, la conciencia
De la responsabilidad individual al mismo tiempo que
El sentimiento de la justicia y de la solidaridad so-
Ciales, y adhesión al régimen democrático y  a la
                                                                  República.

Gregorio Torres Quintero, profesor normalista



EL QUEJOSO EDUCATIVO

“¿Y para qué quieren la libertad sino saben ser libres?” Es una pregunta interesante que nos lleva también a cuestionarnos, y para qué quieren el derecho a la educación sino saben cómo exigirlo. No es lo mismo las cuestiones de hecho que las de derecho, es decir, en el plano teórico tenemos un sinfín de posibilidades y libertades que el plano práctico no son tan reales como se quisieran, y un ejemplo claro de ello lo encontramos en el derecho a la educación, que en teoría y más específicamente en el artículo tercero de la constitución se es escribe que la educación básica debe ser laica, gratuita y obligatoria. En estos momentos nos centraremos en uno solo de esos aspectos, a saber, el de la gratuidad. Por qué motivos nos parece pertinente tocar este tema, ya que esta por acabar el ciclo escolar, y pronto  vendrán las inscripciones por parte de los padres que la mayoría de ellos debe de cooperar de manera obligatoria ciertas cuotas que permitirán el libre ingreso y egreso de sus hijos de tan honorables instituciones, que al momento de contradecirse a sí mismas con un derecho constitucional ponen entre dicho tal honorabilidad.
         Pero cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿Qué es más importante este amor a la tradición de echar la coperacha o pensar en una buena educación? ¿Cuántas personas realmente se quejan sobre la mala educación que reciben sus hijos en las escuelas? ¿Quiénes son los culpables de que se hable de baja calidad en educación? Son varias la interrogantes, y son tan pocas las respuestas, sin en embargo, a medida de nuestras posibilidades trataremos de dar una posible respuesta a este problema que parece ser sólo una parte del todo que lo constituye.
         En primer lugar se hace necesario aclarar quién es ese quejoso educativo, el cual lo consideramos como aquella persona que tiene una queja acerca de algún problema educativo, de cualquier tipo, ya sea desde las cuotas antes mencionadas hasta el poco aprendizaje que su hijo obtiene por parte de la escuela. ¿Cuántos de nosotros nos podemos catalogar de ser una persona de este tipo, y no un simple conformista que sigue la corriente con el fin único de evitar tener problemas, y es mejor mantener el statu quo? Pues bien si queremos mejorar la educación lo primero que debemos hacer es comenzar por nosotros mismos y reconocer o al menos tener una actitud crítica al cuestionar cual es el uso que se le da a nuestra cooperación  para la escuela, asistir a las juntas cuando se rindas cuentas, ya que es penoso que se da mayor aglomeración por parte de los padres en festividades que no tienen ningún fin más que el divertimiento y se dé un poca por no decir nula asistencia a las juntas de rendición de cuentas en donde se explica y se aclara que es lo que se hace con su dinero.
         En segundo lugar, de qué nos sirve sólo quejarnos si al final del día terminamos por pagar la tarifa, no basta con sólo hablar sino que debemos actuar; se habla de que la educación debe ser una cuestión de amor, pero que pasa cuando no nos tenemos amor ni a nosotros mismos y terminamos por aceptar lo que se nos dice, y todavía concluimos con la frase: “pues no hay de otra, así somos los mexicanos conformistas por naturaleza”. Pues es una idea con la cual debemos de romper para poder aspirar a no ser sólo mejores personas sino también ciudadanos, padres, hermanos, hijos, etc.
         En tercer lugar,  quiénes son los culpables, quiénes son los amos de la educación, pero aquí hay un punto interesante ya que para que allá un amo debe de haber un esclavo, es una relación recíproca, el uno sin el otro serian nada. Pasa lo mismo es el ámbito del derecho a la educación la culpabilidad es compartida, tanto de autoridades educativas, maestros, padres, de familia, etc.
         En último lugar, Platón decía que la justicia consistía en darle a cada quien y cada cual lo que le corresponde, y aplicando esta idea al ámbito educativo, será acaso qué tenemos la educación que merecemos. Dejemos de ser simples borregos que se dejan guiar por la manada, de la falsa idea de  “no hay de otra”, y pasemos a ser quejosos educativos, personas que tienen la voluntad y la capacidad de externar cuando alguna situación está siendo incorrecta, inadecuada e ilegal, seamos personas que exigen una mejor educación, y con ello podemos decir que queremos la libertad pero teniendo la plena conciencia de que sabemos ser libres. 

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